El origen del placer
El origen del placer
Imposible sustituir
tu sabia enseñanza primeriza
Tus labios marcan
los límites del placer
inimaginable
en las más esforzadas
fantasías
A quién recurriré
en la hora última
si no a tus manos
Tu sombra me posee
cuando evoco
el origen del placer
El desierto
Venía
desde aquellas arenas
desde la sabana
y el sol ahogaba
Venía
y me abalanzaba
sobre mi propia sombra
Mi sombra vacilaba
mentía en su resequedad
Sombra bailarina
pequeña y reseca
Doce de mediodía
nos fundimos
y nos amamos
sobre meridiano
Veníamos sedientas
pidiendo un poquito de nube
y ella descubría el verdadero aliento
de la vida
Difumina sus bordes
sobre la tierra
y escurre otra vez
su oscuridad
por la dorada
y tersa piel
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