UNA TARDE SEPIA
A propósito del día del fin del mundo (21 de mayo pasado)
Luego del café de la tarde con la amiga, el perro exige una vuelta por el parque. De pronto, el viento se desata y grita el preámbulo de la tormenta que dispersará a todo el mundo por las calles.
Todos corremos, buscando posibles refugios y son pocos los estoicos que creen podrán soportar los gruesos goterones.
Pero la tormenta se queda atragantada en las vísperas de lo salvaje. La luz del atardecer acomete con un sepia que confirma la sequedad del momento.
El atardecer es una foto en sepia sacada del siglo antepasado, bajo un cielo cargado de gris que pronto ha de descargar sus látigos líquidos sobre nosotros.
Luego del café de la tarde con la amiga, el perro exige una vuelta por el parque. De pronto, el viento se desata y grita el preámbulo de la tormenta que dispersará a todo el mundo por las calles.
Todos corremos, buscando posibles refugios y son pocos los estoicos que creen podrán soportar los gruesos goterones.
Pero la tormenta se queda atragantada en las vísperas de lo salvaje. La luz del atardecer acomete con un sepia que confirma la sequedad del momento.
El atardecer es una foto en sepia sacada del siglo antepasado, bajo un cielo cargado de gris que pronto ha de descargar sus látigos líquidos sobre nosotros.
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