MARIPOSAS DESDE EL ABISMO
Era una mujer que venía desde una tristeza profunda. Su cuerpo era arrasado en llanto, un llanto que fluía a mares. Día a día, revisaba una por una sus opciones y ninguna parecía sacarla del hoyo profundo en el que se hundía sin que su voz de auxilio fuera escuchada.
Sin embargo, no estaba sola. Allí, a su lado, estaba su chiquita de tres años. La miraba y sabía que no podía dejarla sola a la sombra de cualquier peligro, a la sombra de manos abusivas que le hicieran lo mismo que le habían hecho a ella. No, no podía pensar en un destino tan cruel para su niña.
Noches insondables de insomnio, días de hambre, horas de sobrevivencia que se acomodaban una sobre otra dentro de su corazón, que apretaban su mente con un dolor pasmoso.
Aquella mañana tomó a la niña, la cargó en sus brazos y se dirigió al puente más alto de la ciudad. Llegó a la orilla y el viento despeinaba sus greñas, descorría sus lágrimas. Abrazó fuertemente a la niña, superó la baranda y se lanzó al vacío.
La niña se aferró con todas sus fuerzas a su mamá. Cuando los cuerpos chocaron contra el piso del abismo, dos mariposas ascendieron hacia las alturas. Eran dos mariposas maravillosas en sus colores, alejadas de todo dolor y miseria, que volaban libres hacia el infinito.
Que triste y que duro el destino de la mujer, pero entiendo su deseo de que el destino de su niña fuera diferente, prefirió la muerte...
ResponderEliminarSi disfrutas también de la fantasía aquí te dejo algo para compartir
Http://mariaiholandarondon.blogspot.com
Gracias, María por tu comentario. Echaré un vistazo a tu blog. Saludos.
ResponderEliminar