LAS AFILADAS UÑAS DE LA MUERTE
Otra triste noticia: las afiladas uñas de la muerte cortaron el hilo de vida de la licenciada María del Carmen Meléndez de Alonzo. Ella fue mi catedrática en la Universidad de San Carlos de Guatemala, fue una de las mejores catedráticas que tuve: conocedora de la historia de la literatura guatemalteca, precisa y responsable en sus opiniones, le gustaba exigir un buen nivel de compromiso y de lectura en sus cursos.
Además, la licenciada de Alonzo fue mi asesora de tesis. Me guió para que mi tesis fuera acuciosa y digna en relación con la obra que estaba analizando, exigió de mí, lectura y trabajo serio. En una época en que las graduaciones eran un desastre en la Facultad de Humanidades, ella consiguió la toga para que pudieran investirme luego del acto.
La licenciada de Alonzo inspiraba un gran gusto por la literatura guatemalteca. Con ella realizamos el seminario de literatura guatemalteca sobre Flavio Herrera. Analizamos profundamente cada una de las obras de este escritor que fue fundamental en el desarrollo de la literatura en Guatemala.
Solamente en una ocasión supe que una estudiante le faltó el respeto. La estudiante era una loca vinculada a la AEH que no supo medirse y que con los años he seguido comprobando que le falta un tornillo. Sin embargo, la licenciada Alonzo estaba muy afectada por el hecho. Varias estudiantes la apoyamos y le hicimos ver que no valía la pena mortificarse por personas mediocres y resentidas.
María del Carmen Meléndez de Alonzo dejó varias obras de crítica literaria que resaltan por su profundidad y por abrirnos nuevos horizontes acerca de los autores que se sometieron a su seria reflexión.
Sin duda, el mundo de las letras extrañará a María del Carmen Meléndez de Alonzo, pero sus obras serán el recuerdo perpetuo de su contribución a este país donde las letras sobreviven y perviven a pesar de la ignorancia y la mediocridad.
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