JÓVENES ATLETAS DE HOY
Yo fui de las personas que, con gran emoción, observamos el triunfo de Jamie Franco y Sofía Gómez en los Juegos Panamericanos de Guadalajara. Fue entonces que estuve pensando acerca de los factores que podrían haber contribuido tanto a los triunfos de ellas, como del resto de atletas que lograron alcanzar puestos en el podio de honor.
Entrenadores comprometidos, disciplina férrea, familias que acompañan, por ejemplo, fueron algunos de los factores que me cruzaron por la mente.
Sin embargo, mi hipótesis principal, si tuviera que elegir alguna de estas circunstancias, se centraría en un cambio de mentalidad en estas generaciones de atletas. ¿A qué cambio me refiero? Pues pienso que estos jóvenes han escapado a las olas de baja autoestima y demérito de destrezas frente a otros competidores.
Soy hija del conflicto armado interno, no lo niego. Reconozco la importancia de la memoria histórica en relación con las nuevas generaciones debido a que la historia debe ser conocida y criticada por todos los ciudadanos si buscamos un nuevo camino hacia el cual dirigirnos que sea elegido con fundamento. A pesar de ello, también reconozco que la vivencia de la violencia política dejó marcas indelebles en la personalidad del guatemalteco o guatemalteca que han contribuido a una cultura de autoestima baja, desesperación e impotencia que, para suerte de todos, me parece, estos atletas han dejado atrás.
Tengo la impresión de que Jamie o Sofía ya no se sienten de menos frente al grupo de atletas de otros países contra los cuales compiten en buena lid. Tienen una gran confianza en que dar lo mejor las llevará a mejores niveles. Probablemente, no logren una medalla olímpica en los próximos juegos; sin embargo, nos dan ejemplo y nos dejan un mejor legado: una juventud comprometida con sus metas, con posturas dignas y luchadoras, que creen en sí mismas y van más allá. Que sirva esto para acallar a aquellos que hablan mal de la juventud guatemalteca actual.
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