PERSIGNARSE
Cuando pasamos frente a una iglesia, se persignó. Es católica la señora, pensé.
Cuando nos acercábamos a la parada de mi destino, le solicité se apartara para dejarme pasar. Se molestó mucho, no se quitó y tuve que pasar encima de ella.
Cuando me bajé del bus, pensé: No sé para qué se persignan estos cristianos si amanecen peleando con el prójimo.
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