LA PUERTA

Tocan la puerta de la casa.
La niña pequeña y la madre abren y atienden a la visitante.
Las dos mujeres se saludan e inician una charla en la acera.
La niña se aburre y entra en la casa, comienza a jugar y a imaginar. 
Mientras representa sus fantasías, cierra la puerta.

Cuando ve la puerta cerrada, llama a la madre. Ésta salió sin la llave.
La niña entra en pánico. Todo lo cálido, lo seguro ha quedado del otro lado.
La niña jala una silla e intenta abrir la puerta. No se abre.
La niña llora, mientras la madre, desde el otro lado, le grita qué hacer.
La niña siente que el mundo se está acabando y ella está ahí, sola.

Entre la desesperación, la angustia y los gritos, la niña abre la puerta.
La madre le planta una bofetada tremenda. 
Entre lágrimas, la niña ya no sabe qué le duele más, ni hasta cuándo la perseguirá la violenta respuesta ante las puertas cerradas que la vida, a futuro, seguramente le regalará.


Comentarios

  1. Que duro! Pero tan cierto. Una tiene que pensar mejor y mas a fondo las reacciones a los hijos en momentos de frustración.

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  2. Sí, Trudy. En nuestra sociedad está muy extendido el maltrato a niños y niñas y sobre ese mal quiere sensibilizar el relato.

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