EL MOMENTO MÁS FELIZ

Era una mujer extremadamente pobre. Como prostituta, era la más pobre entre las pobres, la de la ropa raída, la de la joroba pesada, la de la higiene tardía. Por zapatos, unas ginas.

Cuando quería cagar, atrás de un automóvil era buen lugar, ante la mirada sorprendida de los transeúntes. Era tan pobre que no tenía un lugar privado en qué cagar.


Sin embargo, siempre andaba buscando al "Capitán", como lo había bautizado ella misma: era el perro callejero del barrio. 


Lo buscaba y le deba unas sobras que no se sabe de dónde salían. Entonces, su rostro se iluminaba y hablaba a quien quisiese escucharla, comentando el buen apetito del apaleado animal. 


Así era: cuando compartía lo poco que tenía, ese era el momento más feliz del día.   

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